SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA UN CASILLERO OLVIDADO.

En ocasiones, se reciben regalos, que pese a que su estructura, forma y utilidad sean bonitos o prácticos, de su decoración no puede decirse lo mismo.

Nos obsequiaron con este pequeño casillero hace 10 años, pero el color y los tiradores nunca acabaron de convencernos...



Aposentado en el "cuarto de los olvidos", hace un año fue rescatado para sufrir una transformación en toda regla.



Los tiradores fueron retirados y se procedió a dar una capa de imprimación, aplicando a posteriori y de forma desigual un esmalte en blanco, para que se produjera un efecto decapé entre su color original y los otros tonos.



Tras estudiar las diversas posibilidades, así como su ubicación final, y después de mucho debatir sobre qué colores aplicar alternativamente en cada uno de los pequeños cajones que componen el mueble, se eligió empapelar éstos con unas servilletas adquiridas en Ikea, que combinaban a la perfección con el resultado final.

Respecto de los tiradores, también cabe destacar que fueron reciclados de otros muebles, ya que siempre  los guardamos para situaciones como ésta, pintando algunos en rojo y otros acabándolos con la misma técnica que el propio cajón.

Finalmente, se procedió a su emplazamiento definitivo, teniendo por compañera a una mesa también recuperada, la cual fue adquirida en unos almacenes de derribo, y un respaldo de silla, utilizado como adorno para la pared, combinando los tonos armónicamente entre sí.




Siempre debemos recordar que cada mueble y la historia que le acompaña, tienen una segunda oportunidad.

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